En un estudio llevado a cabo por el prestigioso centro de investigaciones con sede en Washington, Pew Research Center, preguntó en 2016 a 37.653 personas de 39 países distintos si 'la sociedad debería aceptar a los homosexuales'. A partir de sus respuestas, se determinó qué países aceptan más a los homosexuales y cuáles permanecen todavía en un clima en el que impera la homofobia. Y España (con un 88%) es el más tolerante del mundo con la homosexualidad. En la encuesta, los españoles seleccionados declararon que 'no les importa en absoluto que personas de un mismo sexo mantengan relaciones'. España fue uno de los países pioneros en legalizar el matrimonio igualitario y la adopción conjunta por parejas del mismo sexo en 2006 o la Ley de Identidad de Género de 2007, que permite cambiarse el nombre y el sexo legal sin necesidad de operarse, que constituyeron avances innegables. Estas son las evidencias sobre el papel pero en la práctica las cosas son bien distintas.
Estas son las razones por las que es necesario que el presidente de España, Mariano Rajoy, debería crear una Secretaría de Estado LGBTI:
1. Porque persiste el odio LGBTIfóbico: Más de 160 agresiones a homosexuales y transexuales se registraron sólo en Madrid en 2016. A pesar de la supuesta tolerancia que sobre el papel tiene nuestro país, los insultos, las amenazas y las agresiones físicas a personas LGBTI no han cesado en la calle y no tenemos estadísticas de lo que pasa en el resto del país y, menos aún, en el entorno rural. La heterosexualidad no encabeza la lista de delitos de odio; ni siquiera figura en la misma.
2. Porque las agresiones a personas LGBTI quedan fuera de las estadísticas del Ministerio y los expertos sostienen que representa la punta del iceberg del problema. Entre el 70% y 80% de las víctimas no denuncia por miedo a empeorar la situación, las represalias y la vergüenza, según diversos estudios. La FELGTB calcula que un 70% de los que sufren agresiones físicas, verbales o amenazas con tintes homófobos no denuncia. "La mayoría de las situaciones de discriminación no se ponen en comunicación ni de la policía ni de la Administración, se suelen vivir en el ámbito privado", asegura Jesús Generelo, presidente del colectivo.
3. Porque no existe una Ley Estatal contra la LGBTIfobia en todo el país aunque existan leyes regionales como las de Cataluña, Extremadura, Andalucía, Madrid o Galicia, las pioneras. Cada vez se va tomando más conciencia en comunidades como Baleares, Valencia o Castilla-León pero aún queda mucho por hacer.
4. Porque hace falta una Ley de Protección Integral contra los Delitos de Odio, similar a la Ley de Violencia de Género. Entre sus características se encontraría el tratamiento psicológico de la víctima de cualquier tipo de delito de odio en caso de necesidad o la implantación de un entorno de seguridad si la amenaza persiste. Sería un estímulo que las instituciones hicieran campañas de sensibilización acompañadas de medidas de amparo.
5. Porque en el mundo del deporte se penalizan los insultos racistas pero no existe una Ley contra la LGBTIfobia, sobre todo, en el mundo del fútbol. Los reiterados gritos e insultos homófobos en los estadios españoles son sancionables según la Ley del Deporte y no son una novedad en los estadios españoles desde hace muchos años, donde jugadores y árbitros son reiteradamente insultados con apelativos homófobos sin que a día hoy haya habido una sanción pública y ejemplarizante. El uso de la orientación sexual como arma arrojadiza tiene como objetivo degradar, despreciar e insultar a jugadores y árbitros. Resulta inconcebible la doble vara de medir la intolerancia en el deporte, ya que por una parte se está actuando con contundencia y rapidez inusitada en determinados casos de racismo o xenofobia pero, a su vez, se continúa ignorando la homofobia.
6. Porque el bullying en los centros escolares por razones de orientación sexual sigue siendo una realidad que, además, ni siquiera se aborda e incluso se mira hacia otro lado. Dos tercios de los alumnos y alumnas pertenecientes a minorías sexuales han sufrido algún tipo de acoso o violencia en su centro escolar. La mayoría del profesorado no sabe cómo tratar la diversidad sexual de sus alumnos y el desconocimiento fomenta la falta de respeto a los alumnos LGTB por parte de sus profesores y compañeros. Por eso, se hace necesario educar en la diversidad sexual con la inclusión de la realidad LGTBI en los planes de estudio con contenidos transversales de formación que impliquen combatir la discriminación, violencia física o psicológica que puedan inducir a la comisión de delitos de odio basados en la diversidad sexual y de género, como se contempla, por ejemplo, en la comunidad de Madrid.
7. Porque se hace necesaria la formación de los docentes en igualdad para garantizar que el derecho a la educación de los menores de edad se haga efectivo y no se produzcan situaciones de discriminación o indefensión de los mismos. Asimismo como garantizar que el personal docente transmita a los alumnos y alumnas un conocimiento abierto y sin prejuicios sobre la realidad de las personas LGTBI con las que conviven en sus mismas aulas y sobre los diferentes modelos de familia.
8. Porque aún existen personas que anuncian terapias de conversión de orientación sexual. La ley en Madrid, por ejemplo, prohíbe las llamadas terapias de “aversión o de conversión de orientación sexual e identidad de género”. Por este término se entienden todas las intervenciones médicas, psiquiátricas, psicológicas, religiosas o de cualquier otra índole que persigan la modificación de la orientación sexual o de la identidad de género de una persona. Las infracciones muy graves son sancionadas con multa de 20.001 hasta 45.000 euros pero no existe una ley de estas características a nivel estatal.
9 Porque todo el mundo tiene derecho a disfrutar de la salud sexual sin discriminación. El sistema sanitario debe garantizar que la política sanitaria sea “respetuosa” hacia las personas LGTBI e incorporará servicios y programas específicos de promoción, prevención y atención que permitan a las mismas, así como a sus familiares, disfrutar del derecho a una atención sanitaria plena y eficaz que reconozca y tenga en cuenta sus necesidades particulares. Sin embargo, asistimos a los recortes de las subvenciones a ONGs y entiedades que luchan contra el VIH y el Sida, al desabastecimiento de tratamientos hormonales para personas transexuales masculinas y femeninas o el inexistente programa de vacunación universal y obligatoria contra ITS como el Virus del Papiloma Humano para personas LGBTI y seropositivos hasta los 26 años.
10, Pero, sobre todo, porque las personas LGBTI representan aproximadamente el 10% de la sociedad española (es decir, más de 4 millones de personas ya que el censo del CIS de 2016 estimaba que somos más de 46 millones de españoles). Nos merecemos que nuestras problemáticas y necesidades sean abordadas de una forma integral.
Aún queda mucho camino por recorrer para los derechos LGBTI en un país como España que presume de tolerancia y es un ejemplo para el mundo.