Vista como un atentado contra la recta moral y las esencias sagradas del pueblo español, la homosexualidad fue perseguida y reprimida por la dictadura franquista.
El régimen había creado los modelos del hombre y la mujer basándose en la ortodoxia de la moral del nacionalcatolicismo patriótico. El hombre debía ser viril, fuerte y líder, mientras que la mujer, relegada al hogar, tenía que mostrarse buena esposa y madre al cuidado de la prole. La dictadura entró en la vida privada de las personas indagando en las conductas desviadas y en las inclinaciones impropias de los verdaderos españoles. El clima social opresivo condenó a los homosexuales al miedo y la clandestinidad.
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